Serie : Los Milagros “La resurrección de un muerto”

La colección de lecciones bíblicas para maestros en español está dividida en 12 Series, cada cual con doce o más lecciones. Aproximadamente 180 temas son tratados en estas guías para enseñar la Biblia.
Los hermanos que han producido este material han servido como misioneros en Chile, América del Sur. Parte de sus actividades evangelísticas incluían la enseñanza de las Escrituras a niños y jóvenes.
Se usa el franelógrafo y otros recursos para hacer que las historias bíblicas sean interesantes, entendibles, y aplicables a los niños. Don Guillermo McBride y su mujer Señora Doris McBride, ambos ya en la presencia del Señor, prepararon lecciones en español para ser usadas por los maestros en los años 60. Durante años, las lecciones han sido revisadas y expandidas.
Ahora por la maravilla del Internet, usted tiene la oportunidad de acceder al resultado de sus esfuerzos.
Halle usted provecho en las guías , también  una herramienta valiosa para alcanzar a los niños y jóvenes de hoy para la gloria de Cristo.

 

Primeramente, desarrollaremos Serie 6: Los Milagros.

La resurrección de un muerto

 

 

 

 

 

 

 

 

Estudio de parte del maestro: Lucas 7.11 al 17;
Lectura con la clase: Lucas 7.11 al 17

 

 

Texto para aprender de memoria— : Juan 5.25,
Los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oyeren vivirán;

 

 

Introducción

En la última lección, como se acordarán, presenciamos una sanidad efectuada por la palabra de Jesús en la ciudad de Capernaum. Podemos imaginarnos el gozo que sentía el centurión, y la profunda gratitud que henchía el corazón de su esclavo. Nunca se olvidarán ellos de la visita de Jesús a su ciudad, ni de su simpatía y oportuno socorro en la hora de su angustia. Ahora, Jesús, deseoso de esparcir bendicio­nes en otros pueblos también, va con rumbo hacia un lugar llamado Naín. Muchos de los que lo acompañan han sido atraídos a Él por los milagros que han presenciado.

 

 

La viuda de Naín

Dejando a Jesús en el camino, nos trasladaremos a la ciudad de Naín. Allí por algunos años vivía una pequeña familia compuesta de un hombre, su esposa y un niño, pero llegó el triste día cuando murió el padre de la familia, y la madre quedó sola con su hijito. Nuestro propósito es ir a la casa de ella, pero al acercarnos vemos que muchos se han congrega­do dentro, y quedamos sorprendidos al ver que están llorando y elevando sus voces en amarga lamentación. “Seguramente alguien ha muerto acá”, decimos, y al penetrar en la casa, comprendemos que es el joven quien acaba de fallecer. La pobre madre, que tiene el corazón quebrantado por el dolor, no recibe consolación. Primero la muerte llevó a su marido, y ahora le ha quitado a su precioso hijo.
La costumbre de los judíos era de enterrar el cuerpo del muerto en el mismo día que muere. Por eso, realizan los prepa­rativos en seguida, y están listos para empezar la marcha al cementerio. El cadá­ver, estando envuelto con vendas, es puesto en una especie de camilla, y algunos amigos de la familia lo levantan y todos salen de la casa en pos de ellos. Nosotros, siguiéndoles por las calles, vamos hacia la puerta de la ciudad, pues el cementerio queda afuera.

 

 

El muerto es resucitado

En cuestión de minutos llegamos al muro, y al salir por la puerta, nos fijamos en una procesión que viene en sentido contrario. Luego nos damos cuenta de que es Jesús quien se aproxima, rodeado de sus discípulos y una muchedumbre. Viendo que es un funeral, el Señor se allega, y fijando su mirada compasiva en la madre, le dice: “No llores”. El tono de su voz, y la compasión revelada en su cara, traen consuelo a la pobre mujer. Sin decir más, el Señor pone su mano sobre el féretro, haciendo detener­se a los que lo llevan. Esta acción de Jesús llama la atención de todos, de modo que lo miramos casi sin atrevernos a respirar. En el silencio se oye la voz del Salvador: “Joven, a ti te digo, levántate”. Atónitos, presenciamos el milagro más sorprendente que hemos visto, pues el muerto se incorpora y empieza a hablar. Luego Jesús entrega al joven a su madre. ¡Qué momento tan maravilloso para ella! Su tristeza, Jesús la ha transformado en felicidad. Antes ella lloraba de dolor, mas ahora llora de gozo y gratitud.

 

 

Aplicación

“El pecado entró en el mundo por un hombre”, dice la Escritura, “y por el pecado la muerte”. No hay país ni familia que no haya sido afectado en alguna manera por este mal que causa tanto dolor. Tan grande es la ruina efectuada por el pecado que Dios dice que nosotros por naturaleza esta­mos muertos en delitos y pecados. Por lo tanto, lo primero que el peca­dor necesita no es una religión, sino la vida eterna. Esta se encuentra únicamente en Jesús, 1 Juan 5:11,12, y el pecador la puede recibir cual don gratuito, Romanos 6:23.

 

Viene otro día, según enseña Jesús en Juan capítulo 5, cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz. Saldrán, algunos a re­surrección de vida y otros a resurrección de condenación. No se equivo­que ninguno: solamente aquellos que oyen con fe la voz de Jesús recibién­dole ahora como a su Salvador personal, tendrán parte en la resurrección de vida; los demás serán resucitados en la de condenación.

 

 

Preguntas

  1. Cuente lo que había sucedido en el pueblo de Naín antes que Jesús llegara.
  2. ¿Qué dijo Jesús a la viuda?
  3. ¿Qué hizo el joven cuando Jesús le habló?
  4. ¿Cuál es la condición espiritual de toda persona no salvada? ¿cómo puede obtener vida eterna?
  5. ¿Qué es lo que Jesús dice acerca de la resurrección?

 

 

Click y Descarga en PDF, la serie completa “Lecciones para escuela dominical”

 

 

Figuras para clase con niños

 

 

Show Buttons
Hide Buttons