Las Características De Un Cristiano Inmaduro II
Continuación de Las Características De Un Cristiano Inmaduro
Improductivo
Además, un bebé se pasa la vida jugando con naderías. Un bebé es la criatura más improductiva del planeta. Los queremos, pero lo único que hacen es dar trabajo a sus padres. Viven una vida de juego y de superficialidad. Todo lo que hacen debe convertirse en un juego. Un bebé tomará de su biberón un ratito, luego lo tirará al suelo, y luego se reirá muchísimo cuando vea cómo se derrama la leche y la tetina se desmonta sobre la alfombra. Con un bebé, todo debe convertirse en un juego.
Estoy intentando ser delicado, pero si usted es realista tendrá que decir que la generación moderna de cristianos vive para jugar y trastear con naderías. Tengo un panfleto que anuncia una conferencia bíblica que se celebrará durante un viaje en un transatlántico que se desliza sobre grandes olas. Tendrán de todo lo que les pida el corazón. Contiene fotografías de hermosas palmeras y demás, como las de Florida o California. Será un transatlántico de lujo, con un capellán a bordo que hablará sobre el libro de Romanos, justo antes de la partida matutina de tejo, para darle al viaje un regusto religioso. Según el panfleto, el propósito es fomentar el interés por las misiones. No entiendo qué relación existe entre ambas cosas. Para mí sería más acorde con las misiones invitar a las personas a donar dinero para ellas, en lugar de gastárselo en el crucero.
Otro grupo anuncia: “Camine hoy donde Jesús caminó ayer”. Me gustó lo que escribió un evangelista: “Sí, pero no con el mismo propósito”.
Queremos jugar, y no dudamos en anunciar nuestras conferencias bíblicas como parques infantiles religiosos, lo cual demuestra lo carnales o inmaduros que somos. Vivimos una vida de juegos y tonterías. Para que muchos cristianos se interesen en el estudio bíblico o en las misiones, debemos camuflarlas como juegos, para que resulten más atractivas. A un cristiano inmaduro deben convencerle para que estudie la Biblia, y se le debe presentar como una actividad divertida.
Proclive a exculparse
Otra característica de los bebés es que son dados a las rabietas, la inquietud y la actitud peleona. Una madre contaba que su hija es un angelito. Lo dice con buena intención, pero esa chiquitina no es un angelito perfecto. Es un bebé normal; da pataditas y emite sonidos desagradables a pesar de que sólo tiene dos meses. Esta belicosidad y esa inquietud son estrictamente una reacción inmadura, porque generan la tentación de culpar a causas secundarias. Todos los bebés lo hacen, y al final dejan atrás esa fase, cuando crecen.
Siempre puedo identificar a un cristiano inmaduro, porque culpa de todo a causas externas. Cuando pierde su empleo, echa la culpa a su jefe en lugar de a su propia incompetencia y a su incapacidad para conservar su puesto. Algunas cristianas dicen que si tuvieran un buen marido espiritual serían mejores cristianas. Ya saben que no es así; quieren pensar que sí, porque entonces tendrían menos motivos para quejarse.
Mientras no haya nada en lo que pensar, usted pensará que es mejor de lo que es. Sin embargo, tenga un esposo refunfuñón que no se afeita los domingos por la mañana y va por ahí vestido con una camiseta, y usted dirá que su problema es él. No, él no es su problema. Podría ser su santificación, si supiera cómo manejarlo. Y si supiera aprovechar la oposición, podría convertirlo en su ayudante.
Un cristiano inmaduro siempre echa la culpa a causas secundarias. Seguro que no conoce a ningún bebé que acepte su culpa; ésta siempre es de los demás.
Amante de una dieta limitada
Un bebé toma una dieta a base de leche y verduras trituradas. Ésa es la imagen de un bebé. Aún no puede digerir alimentos sólidos. Todo debe estar triturado, para que no perjudique a su delicado aparato digestivo.
Un cristiano inmaduro señala en su Biblia pasajes breves y tiernos, pasando por alto aquellos otros que desgarran el alma, nos reprenden, nos disciplinan y nos castigan. El cristiano inmaduro no es capaz de digerir “la carne de la Palabra”. Todo debe estar predigerido y administrado en dosis medidas, para no ofender su delicado aparato digestivo. El apóstol Pablo abordó este tema en Hebreos 5:13-14, “Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño; pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal”.
Un cristiano inmaduro y un bebé comparten determinadas características: un bebé es una personita egocéntrica afectada por sus sentidos, que se basa en lo externo; que carece de propósito; a quien le encanta jugar, y no tiene un propósito serio en la vida; que vive a base de una dieta sencilla. La naturaleza se cuida muy pronto de un bebé. La naturaleza empieza a alejar al bebé del centro de las cosas, pero como es lógico no del todo; esto forma parte del pecado. El bebé empieza a interesarse por cosas fuera de sí mismo, aprende a ponerse en pie y a desafiar sus sentidos. Aprende a razonar, en vez de funcionar según sus sentidos; aprende a vivir para forjar su carácter, en vez de para obtener cosas externas; aprende a tener un propósito en la vida, aunque sólo sea actor, futbolista o cualquier otra profesión. Tener un propósito: la naturaleza se encarga de eso para la mayoría de nosotros, a medida que maduramos; pero en lo relativo a las cosas espirituales, eso es otro asunto, que tiene que ver con la naturaleza caída.
De lo carnal a lo espiritual
En las cosas espirituales, ¿qué debemos hacer? ¿Cómo puede un cristiano inmaduro pasar a ser un cristiano espiritual? Con el bebé se trata de un desarrollo natural, pero no sucede lo mismo con el cristiano. No conozco ninguna experiencia que por sí sola transforme al cristiano inmaduro en espiritual. Me gustaría poder decir que sí la hay. Ojalá pudiera decir que conozco sin duda alguna cómo una persona puede venir al Señor, cumplir determinadas condiciones y dejar de ser inmadura, pasando a ser espiritual. Pero la cosa no funciona de esta manera.
Debemos dejar que el Espíritu nos enseñe, nos discipline, madure, crezca en nosotros y camine a nuestro lado; debemos aprender, mediante el sistema de prueba y error, la oración y el arrepentimiento, los temores y las pruebas del corazón. Además, debemos creer en el poder de Dios para llenarnos de Su Espíritu y empezar a trabajar con el alma, lo cual nos aleja del egocentrismo y nos induce a amar a todo el mundo. Los santos de antaño solían cantar: “dejaré atrás el mundo”. Creían que el cristiano debe orar por el mundo, pero dejar el mundo donde está, siguiendo a Cristo con entrega y negación de uno mismo.
Además, debe decirle a Dios que espera que Él le enseñe a vivir por encima de sus sentimientos y sus sentidos. Ésta es una disciplina difícil para la vida cristiana.
Tres jovenes procedentes de un instituto religioso en la zona de Chicago vinieron a verme a mi estudio. Estaban pasando por circunstancias difíciles. Uno tenía un problema porque cuando se ponía de rodillas no sentía ningún deseo de orar. Esto le preocupaba, y pensaban que como yo era un cristiano mayor, nunca había tenido una dificultad semejante.
Básicamente, les dije que hay momentos en los que me tengo que obligar a orar, y durante un breve tiempo no siento ninguna paz. Sus rostros se iluminaron. Uno de ellos dijo: “¡Oh, vaya alivio! Pensaba que estaba recayendo por tener un problema como ése”.
Habrá ocasiones en las que no nos sentiremos espirituales, pero debemos superarlas orando. Aquí abajo tendremos luchas, y debemos aprender a no fiarnos de nuestros sentimientos. Cuando usted se levanta por la mañana deseando no haberlo hecho, y por la tarde aún anhela con más ardor no haberse movido de la cama, no permita que ese sentimiento le agobie. Un bebé sí se preocupará, y llamará llorando a su mamá, pero el cristiano maduro dirá: “Bueno, éste no ha sido mi día”.
Sin duda, Pablo pasó por días en los que las cosas no iban bien. Por lo tanto, mantenemos nuestra fe en Dios y en Cristo, y sabemos que, sin tener en cuenta cómo nos sintamos, todo está bien. Un cristiano espiritual deja de depender de lo externo.
Los cristianos maduros saben por qué están aquí. Conocen el propósito que Dios puso en sus vidas cuando los creó. A veces me siento confuso en medio de mis circunstancias, y me contradigo a mí mismo. Si no conociera bien la Biblia, si no conociera a Dios y no pudiera apuntar a determinadas señales donde se levantó un montón de piedras en el Jordán porque fue la bendición de Dios, podría perder fácilmente el norte en mi ministerio. Pero no lo pierdo, porque sé que estoy cumpliendo determinados propósitos. Por lo tanto, tengo una meta.
Los cristianos inmaduros necesitan que su religión sea un juego. Beben un rato, tiran el biberón al suelo, se ríen de nada y se entristecen también por nada, lo cual es inmadurez. Los cristianos espirituales tienen una vida de trabajo; no contemplan el mundo como un parque de atracciones, sino como un campo de batalla.
¿Y qué hay de la dieta? Un verdadero cristiano emplea toda la Biblia. A algunos de ustedes les molestará que lo diga, pero si viven de un devocional matutino basado en pasajes que alguien seleccionó, les advierto que es insuficiente. Lea toda la Biblia. Entera. No digo que esos otros libros sean perjudiciales, lo único que digo es que si sólo tiene eso, no ha madurado en su vida cristiana. Lea toda la Biblia, lea cada versículo; que no falte ni uno.
Un verdadero cristiano debería seguir una dieta equilibrada. Un cristiano espiritual es una persona que ha crecido en Dios, que es madura y crece en el Espíritu. Por lo tanto, pidamos que Dios nos haga cristianos maduros, que crezcamos en gracia y en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.
A.W. Tozer, del capítulo 8 de su libro FE AUTÉNTICA, Editorial Portavoz
Nota del editor: En este capítulo, siguiendo el texto citado al principio, el autor discursa sobre los cristianos inmaduros, los “niños en Cristo”. Él emplea el término “carnal” claramente en este sentido, no quiere decir personas mundanas ni que practiquen el pecado, sino que son niños espirituales, atrasados en su desarrollo. Cita Hebreos 5:13-14 para aclarar que habla de inmadurez. Por eso hemos sustituido la palabra “carnal” por la palabra “inmaduro” para enfatizar lo que el autor expresa, y para que el lector no piense en la idea equivocada y común hoy en día entre evangélicos del llamado “cristiano carnal” que va totalmente en contra de la enseñanza bíblica, por ejemplo, en Romanos 8:1-14 y Gálatas 5:19-21.