¡Alza la cabeza!
«Cuando estas cosas empiecen a suceder, cobrad ánimo, y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca» (Lc. 21:28).
Existe una relación directa entre nuestro estado de ánimo y la forma de mantener la cabeza. ¿Has notado que cuando una persona está preocupada, triste o desanimada anda con la cabeza agachada y los hombros inclinados? Con esa postura está enviando un mensaje que dice: “¡Soy tan miserable! ¡Todo me sale mal! ¡Sólo tengo problemas!»
David escribió acerca de ese sentimiento en Salmo 40:12
«Porque me han rodeado males sin número. Me han alcanzado maldades, y no puedo levantar la vista. Se han amontonado más que los cabellos de mi cabeza, y mi corazón me falla». David se sentía tan mal que no podía mirar hacia arriba. Pero sabía cómo sobreponerse a ese sentimiento, porque en el versículo siguiente dice: «Dígnate, Señor, librarme. Oh, Eterno. Apresúrate a socorrerme» (vers. 13).
Cierto día un ciego fue llevado a Jesús. Estaba desanimado y se sentía miserable. Jesús le puso las manos sobre los ojos, y le dijo que mirase. Y fue restablecido, y vio de lejos y claramente a todos» (Mar. 8:25).
¿Por qué te parece que nuestro idioma emplea la expresión «hacia abajo» para indicar desánimo y desdicha? ¿Te parece que hasta nuestro lenguaje nos dice algo acerca de nuestras inclinaciones naturales? Resulta difícil desanimarse cuando se contemplan las cumbres de las montañas, el cielo, los árboles y la luz del sol. Cuando miras hacia abajo lo único que ves es la tierra, la basura y tus pies que se arrastran pesadamente.
Existe una relación entre tu estado de ánimo y el ángulo de inclinación de tu cabeza. En algunas ocasiones, nada más que el hecho de levantar la cabeza mejorará tu actitud. Por cierto que no se trata de una curación mágica y no hará necesariamente feliz a una persona airada, pero vale la pena probarlo. Cuando te sientas desanimado, trata de mirar hacia arriba. Pero no lo hagas con los hombros encogidos. Echa los hombros hacia atrás, mira hacia arriba, respira profundamente y alaba a Dios.
Los cristianos más que nadie tienen razón para mirar hacia arriba y sentirse gozosos. Primero, miramos hacia la cruz y aceptamos el sacrificio que Jesús realizó por nosotros. Luego miramos hacia arriba con esperanza en su venida. ¡De manera que sigue mirando hacia arriba!
“…despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio y sentó, a la diestra del trono de Dios.” Hebreos 12: 1 y 2